GABINETE
Fantasías helénicas

Texto e imágenes: Theo Michæl

Una vaca no es una ruina.

El papel de baño no es una ruina.

Más allá, casi todo es una ruina. ¿El nuevo iPhone que aún usa un cable para cargarse? Ruina. ¿El estadio de Zaha Hadid que parece un casco de bicicleta? Ruina. ¿El dildo inflable de Paul McCarthy? Ruina. ¿El Mars Rover? Ruina. ¿Tu perfil de Facebook? Ruina. ¿El proyector holográfico que aún no existe? Ruina.

Me encantan las ruinas. De niño siempre deseé que hubiera una gran catástrofe que arrasara con 99.9% de la población, así me podría ir a vivir al Partenón, y en caso de que ya estuviera ocupado, pondría mi cama y escritorio en el Erecteón, justo al lado. Pensé en todos los detalles de mi intervención. Otro escenario era ir a acampar en las ruinas de Palmira, haciendo asados de noche, comiendo lagartijas, observando el cielo nocturno buscando señales de civilizaciones alienígenas. Romanticismo adolecente.

Conforme fui creciendo, mis ruinas favoritas se volvieron las imaginarias. Ahora, cuando visito la Acrópolis en Atenas, en lugar de ver ruinas de la antigua Grecia, veo ruinas de civilizaciones previas que usaron la misma piedra. Me parecen especialmente intrigantes los avistamientos de tiendas de acampar hechas de piel con huesos y colmillos de mastodonte, de una época en la que las colinas se usaban como torres de observación para avistar posibles invasiones de otras amenazantes tribus de neandertales. Me da una gran satisfacción al superponer asentamientos paleolíticos encima de la obra mas importante de la Grecia antigua.

Otra fantasía recurrente es que estoy en el año 420 A.C. y que viajo en un dron individual a la Biblioteca de Alejandría, únicamente para tomar un Nescafé Frappé con Eratóstenes Beta de Cirene, el gran bibliotecario, el hombre que calculaba la circunferencia de la Tierra usando palillos y sus sombras. Nos sentamos en los jardines y le intento explicar con mi griego antiguo lo que es el vaping, intento impresionar a uno de los grandes genios de todos los tiempos. En vano. Le explico que estoy ahí por que de niño mire Cosmos muchísimas veces y que vengo en nombre de Carl Sagan. Esta fantasía es una ruina en sí misma. Una fantasía rota que no lleva a ningún sitio, un intento de viaje en el tiempo supuestamente discreto que se va desmoranando al surgir las paradojas de viajar en el tiempo mientras intento mantener una conversación demasiado cargada emocionalmente. Ruinas.

De cualquier modo, ¿por qué ni Lego ni Playmobil tienen una línea de juguetes de la Antigua Grecia o Roma? Eso es algo que me ha estado molestando últimamente. Quiero hacer ruinas con mis hijos.