NOTAS CORTAS
EL FUTURO DE LOS GÉNEROS

Lo que se ve no se pregunta

texto — Susana Vargas

imágenes — JJ Levine

En el libro Tecnologías del género (1987), Teresa de Lauretis explica cómo el género es una representación y autorrepresentación de diferentes tecnologías y aparatos sociales, culturales, técnicos y biomédicos; es decir, es el producto de la cultura popular, del cine, de la mercadotecnia y de las epistemologías y prácticas con las que nos relacionamos todos los días. Y si al conocer a alguien por primera vez, estamos entrenados dentro de estas normas culturales y sociales de poder reguladoras para pensar en términos de lo normativamente femenino o masculino. Es tan internalizado y naturalizado que, al conocer a alguien, enseguida lo clasificamos en femenino o masculino, y a partir de esa representación de género asumimos su orientación sexual.

Y aunque todos sabemos que el género es una construcción social, como lo señala Judith Butler, no es como si éste fuera una elección, y entonces al simplemente vestirnos con significantes del género opuesto al que se nos asignó médicamente al nacer, estamos siendo libres de las estructuras de poder que han moldeado estas tecnologías.

La ininteligibilidad del género, es decir, el no identificarnos, el no poder reconocer(nos) en el otro debido a que no podemos leerlo como totalmente masculino o en los términos que entendemos la feminidad, cuando sale del binario de género, produce ansiedad que va desde la curiosidad hasta la frustración, miedo y enojo. La autentificación social marca quién es esa persona y cómo deberíamos actuar en relación con ella.

Así, la fantasía del futuro no es que el género no nos determine, o no dicte cómo nos movemos por el mundo, sino aprovechar esta determinación para entonces pensar el género como, aunque inherente a nuestra constitución, el resultado de tecnologías.

Estas fotografías de JJ Levine, de la serie Switch, demuestran exactamente esta fantasía. No sabemos ni tendríamos por que saber cuál es el género real u original de los sujetos en las fotografías porque no existe. No hay un original. El género es un efecto de la significación y de los discursos que regulan nuestra cotidianidad.

México es el segundo país con más crímenes de odio en contra de sujetos transexuales. Esta regulación cultural y social del género es de vida o muerte. Los crímenes de odio son el resultado del miedo y la ansiedad que generan sujetos ininteligibles.

La fantasía, así, es vivir un México donde la amenaza ante la representación de un género que no entendamos, no produzca violencia.