La comida que salvará al mundo
texto — Diego Hernández
fotografía — The One Lifestyle Group LLC
La población mundial asciende a 9 mil millones de personas. Este crecimiento ocurrió en su mayoría en países pobres. La producción de alimentos en los últimos 40 años equivale a lo mismo que se produjo en los últimos 8000.
A medida que la población creció, se agravó el agotamiento de recursos.
Pero también los ingresos aumentaron en los últimos años —se triplicaron a nivel mundial y en las naciones en desarrollo se quintuplicaron—, lo que añadió más tensión a la oferta mundial de alimentos.
La gente tiende a ascender en la cadena alimentaria a medida que aumentan sus ingresos, y consume más carne que antes, cuando tenía menos dinero.
Se necesitan siete kilos de maíz para producir un kilo de carne. Esto provocó el aumento de cultivos del grano para consumo animal, principalmente.
Después de la prohibición de la producción de carne por métodos industriales debido al maltrato animal y la sobreexplotación, muchas plantas procesadoras se vieron obligadas a cesar operaciones, y la carne se convirtió en un producto de ultralujo, sólo para las clases sociales altas, principalmente en los países desarrollados.
Se originó un gran problema: ahora existen toneladas y toneladas grano excedente. Pensando en los graves problemas de alimentación, se buscó una solución para poder destinar todo este maíz excedente a consumo humano, se popularizo el proceso de nixtamalizacion y la tortilla tomó el mundo.
En el futuro todo el mundo come tacos. La diáspora mexicana ha alcanzado todos los rincones del planeta. El softpower y la chicanada se han dejado caer sobre el consciente colectivo. Lo mexicano es sinónimo de cool, de acertado, de buena calidad. Se hacen tacos en Beijing, en Ámsterdam, en París y en Vancouver. De acuerdo con la cifra oficial, se consumen cerca de 10 mil millones de tacos al año. Como en muchos otros lugares del mundo, el taco es desayuno estándar en Holanda, donde los hacen de guisado de zanahoria, kale y portobello.
El taco de guisado caliente que se hace al momento, se popularizó a través del uso de las viandas en la clase alta. Así que cuando la empresa mexicana Tacusen entro a la India repartiendo guisados veganos con tortillas por separado, arrasó con el paladar de ese país, y ellos comenzaron a proponer sus propias especias en los tacos. La popularidad del taco continuó creciendo hasta que el término taco se convirtió en el estándar para una ración de comida.
Hace unos años, taquerías de todo tipo empezaron a pintar las urbes de las metrópolis y megalópolis del mundo. Algunas taquerías eran calladas y pacíficas, y otras eran epicentros de vida, de cultura. Cada taquería era como una pequeña embajada, no de México, sino de mexicanidad. Mientras la comida sintética decaía en el primer mundo, las taquerías rescataban los sabores, muchas veces improvisando tacos o reinventándolos con lo disponible. Era verdad lo que decían: que gracias a los tacos había menos guerras, menos racismo, menos xenofobia y menos odio en general.
Los tacos vinieron al mundo en un momento en que se necesitaba algo en que creer, algo tangible y real.
Taquito de erizo y huevo
Champiñón 20 g
Erizo 40 g
Huevo de gallina orgánica 1 pza.
Mantequilla 5 g
Cebollín 1 g
Cebolla morada 1 g
Rábano 1 g
Soya 1 ml
Limón 1 ml
Aceite de oliva 1 ml
Ajo picado 2 g
Chicharrón (opcional)
Sal, pimienta
Cascar el huevo y revolver con sal, limón y aceite de oliva.
Poner en una sartén un poco de mantequilla y aceite de oliva, agregar el ajo y saltear el hongo. Cocer por un minuto. Agregar el erizo e inmediatamente el huevo, y retirar la sartén del fuego, moviendo con una cuchara de madera, y que la mezcla se cueza con el calor residual. Poner en la base una ensaladilla de cebolla morada en pluma, rábano laminado y cebollín en cortes de 6 cm, aliñada con limón, sal, aceite de oliva y salsa de soya. Colocar encima la mezcla de hongos, erizo y huevo. Coronar con una lengua de erizo y un poco de chicharrón