SOLUCIÓN FUNCIONAL
texto — Grace Bucay
imágenes — Archivo D.I. Clara Porset Dumas en la unam
A mediados del siglo xx, México se encontraba en un periodo pasmoso en temas como la cultura y las artes, que comenzaban a tener mayor reconocimiento, lo cual es una prerrogativa para Clara Porset, al puntualizar los principios de la renombrada escuela de la Bauhaus y la elaboración de mobiliario orgánico.
Clara fue acercándose más al trabajo de los artesanos. Como resultado, apreció los detalles más pequeños y las piezas más complejas del diseño indígena. Esto le generó disconformidad con el poco interés de la población por “lo mexicano”; el poco disfrute cabal de los valores estéticos del arte popular, que como consecuencia quedaron restringidos a una minoría cultivada, porque aún no estaban preparados como sociedad urbana para gozar de esta estética; hacía falta divulgación para reconocer el mérito del arte popular.
Al percibir esta situación alarmante, se produjeron secuelas en Porset: se sintió inspirada para crear y renovar este escenario, y a la vez resaltaron sus cualidades más valiosas: ser observadora y tenaz. Gracias a esto, encontró en el butaque su fuente para crear y experimentar. Tras varios años de análisis, pudo desarrollar un diseño funcional y orgánico, desde los tejidos seleccionados hasta las maderas utilizadas, y estableció su aprovechamiento más puro, el dominio de la técnica para este diseño. La creación del butaque no limitó su trabajo, sino que la hizo incursionar en la creación de otras piezas, como la famosa silla totonaca, que tenía como referente inmediato lo que se ha llamado diseño orgánico.
En el mobiliario de bajo costo se destacaron las ideologías y enseñanzas de Clara. Este proyecto en serie dictaba el propósito de que pudieran manufacturarse a un costo bajo, ser resistentes, cómodos y agradables, pero sobre todo llevar a ello la misma escala pequeña de los espacios en que iban a ser colocados, y así mismo poder conseguir la unidad orgánica en conjunto. La versatilidad entre función y forma concibió la autenticidad en estos muebles; el moblaje se conformaba de mesas con cubiertas plegables, bancos convertibles, sofás, camas, sillas y sillones con diferentes alturas.
La esencia recae en que lo práctico puede ser accesible económicamente y estético a la vez, introduciendo un nuevo criterio en la sociedad mexicana, un concepto tripartita que no se limita a ningún sector.