GABINETE
El atlas de Aby Warburg

Texto: Max von Werz y Enrique Giner de los Ríos

Podría considerarse al historiador del arte Aby Warburg como el padre del mood board; sus enormes paneles forrados en tela negra que crean relaciones entre fotografías en blanco y negro con temas clásicos de la historia del arte, imágenes cosmográficas y recortes de libros y periódicos del momento, recuerdan el ejercicio contemporáneo de relacionar imágenes para generar un ambiente particular, quizás incluso a la colección de conceptos en una carpeta de Pinterest con títulos como rainbow cupcakes, shabby chic o millenial pink. La coincidencia es meramente visual.

Este método de conexiones, confrontaciones y contradicciones con posibilidades infinitas era una obsesión que tenía cautivado a Warburg hacía años.

Entre 1924 y 1929, año de su muerte, Aby Warburg desarrolló el Atlas Mnemosyne, 63 paneles numerados de aproximadamente 1.50 m x 2 m cubiertos con un sinfín de imágenes sostenidas con tachuelas para su continuo reacomodo. Las imágenes, de gran contenido simbólico provenientes de distintos periodos y culturas, cambiaban constantemente de orden, generando nuevas relaciones entre sí. El proyecto quedo inconcluso; el registro fotográfico que sobrevive de estos ejercicios sólo refleja una posible narrativa entre las miles que Warburg buscaba. Sin embargo el Atlas –su obra maestra- transformó para siempre nuestra manera de comprender las imágenes.

Sus experimentos combinatorios siguen una lógica personal e intuitiva, sumados al rigor de años de investigación académica. En sus paneles las imágenes corresponden a distintos periodos de la historia cargadas de un gran valor simbólico e intelectual. Warburg rastrea la repetición y relación de muchos de estos símbolos y arquetipos a través de los tiempos mediante la yuxtaposición de imágenes de diversas fuentes, desde la Grecia Alejandrina hasta recortes de anuncios de revistas de inicios del siglo XX, y con un mayor énfasis en el Renacimiento, periodo que consideraba especialmente conflictivo por sus contradicciones entre la razón y la falta de ésta.

El constante reacomodo de los elementos en cada panel, y también de los paneles entre sí, es lo que generaba nuevas lecturas y relaciones. Si un mood board se puede entender como una colección de similitudes, el Atlas Mnemosyne era todo lo contrario: un choque casi violento de diferencias donde las conexiones ocultas entre elementos aparentemente no relacionados se revelan a través de su yuxtaposición. Este método de conexiones, confrontaciones y contradicciones con posibilidades infinitas era una obsesión que tenía cautivado a Warburg hacía años. Su biblioteca estaba acomodada con el mismo sistema: relacionaba títulos, autores y épocas de manera intuitiva, continuamente reconfigurando las posibles secuencias entre sí. Se cree que fue esta lógica casi borgiana lo que lo tuvo internado en el psiquiátrico durante más de tres años.

La infinita posibilidad combinatoria de Walburg recuerda al experimento cinematográfico de su contemporáneo Lev Kuleshov, donde el cineasta mostraba ante una audiencia la imagen del rostro inexpresivo de un famoso actor de la época intercalada con otras tres secuencias: un plato de sopa, una niña en un ataúd y una mujer acostada en un diván. La imagen del actor era siempre la misma; sin embargo, la audiencia percibía una expresión completamente diferente según la secuencia que precedía. La misma imagen podía mostrar a un hombre hambriento, devastado o deseoso. Años después, Alfred Hitchcock replicó el experimento, apareciendo él en pantalla con los ojos semiabiertos, seguido de una secuencia donde aparece una mujer con un bebé, y volvemos a la cara de Hitchcock sonriente. En un segundo montaje, se sustituye a la mujer con un bebé por el de una joven en bikini. Para la audiencia, el primer montaje nos enseña a un viejo apacible, y el segundo a un pervertido. Este experimento de edición, conocido como el efecto Kuleshov, prueba cómo el contenido de las imágenes no es tan importante como su combinación y secuencia.

El Atlas Mnemosyne toma su nombre de la hija de Urano, la personificación de la memoria en la mitología griega, aludiendo al gran poder evocativo de las imágenes. Warburg, con su metodología enciclopédica y combinatoria constituye un pensamiento interminable sobre las imágenes y sus destinos, generando un complejo ensayo visual con interpretaciones abiertas. Algo así como pasar una buena tarde en redes sociales.

Warburg, con su metodología enciclopédica y combinatoria constituye un pensamiento interminable sobre las imágenes y sus destinos, generando un complejo ensayo visual con interpretaciones abiertas.